26 ago 2012

contra Descartes


tengo una certeza
                                     -mis nervios salen de garantía:
(el precinto intestinal reza: «tu vida está cubierta por esta garantía de por vida»)
transitamos, aunque sin movimientos,
tamices simbólicos —pero no son los únicos—
que nos entregan la mímica de una sustracción siempre previa de algo que ya no se podía tomar por ofrendable/ofrendado
considero que los mundos en el mundo insisten en permeabilizarnos respecto de una infinidad de penas cotidianas que, acumuladas, generan una enorme resistencia a los potenciales signos de la felicidad
(felicidad que, por otro lado, de ningún modo y en ningún momento, debemos suponer pre-existentes a nuestros deseos)
en breve: encuentro que la asimetría resultante de todo lo anterior es francamente desagradable
.
visto y considerado lo arriba expuesto
presento mi renuncia formal a la felicidad y sus avatares —la salvación, la búsqueda, la redención, el retorno, el éxito, la verdad, etc. etc. etc.—, efecto inmediato (voilá el performativo)
y aprovecho para hacer pública mi opción por cierta alegría
que se me antoja más vital (mortal) y presente

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