todo y su nombre

“El hombre es una espera.
De no se sabe qué, que no vendrá.”
Bataille, Julie

el tuyo
es el nombre del fin

todos lo saben
y nadie puede decirlo

(hinchada, la lengua
se pega al paladar áspero…

la separación lastima
mientras se asoma la metálica saliva)

tu nombre
es el nombre de todo:
sos la deformidad
que aparece en el espejo
cuando
un dios se convierte en monstruo

(el gris del cielo
reaviva los ardores emborrachados)

ningún lenguaje
puede conjugarte,
ningún trazo atrapar tus contornos

tu nombre no tiene palabras,
pero acecha en cada gemido

 (el cuerpo tiembla por la violenta urgencia de expulsarlo todo;
es la única forma si hay que recomenzar la búsqueda esta noche)

si fueses real
serías terrible:
santa de la pornografía,
razón de la perversión:
excusa para amar y morir

revisión de un problema

a veces me pregunto si es que no decís lo que pensás
o si es que no pensás lo que decís

ataca el monstruo...

ataca el monstruo
que (des)habi(li)ta tu morada
(nunca viviste en otro lugar)

la sentencia ineludible

un sueño, el encuentro

esto es casi imperdible,
así que ahora elegís

hay algo fantástico
algo gemelo,
gimiente,
es casi imperdible;
casi
pero no
o sea que: nada
(y menos aun)

una cosa está ahí
y otra versión suya acá
y otra allá
y todo sigue –y seguirá-
en donde está
hasta que venga lo peor
y… y…

hay cosas
a las que sólo podés acercarte
mientras te alejás

bueno,
no señales más;
ya todos sabemos
que sos imposible
de encontrar

a vuelo de pájaro

hay una mirada
que ahora es imposible

la perdiste

cuando te vi magnífica