por convención
escupí en un pañuelo blanco
que ya estaba empapándose
cuando llegó a mí
interpreté que era un homenaje al delirio
del conferencista
con lágrimas de emoción en los ojos confirmé
de manera sospechosamente anónima
mi adherencia a la causa
la mujer que tenía a mi lado
lamió la tela con ingenua sensualidad
humedeciendo el pañuelo con su apoyo
y antes y después alguien dijo:
“¡mon dieu, el futuro!”
escupí en un pañuelo blanco
que ya estaba empapándose
cuando llegó a mí
interpreté que era un homenaje al delirio
del conferencista
con lágrimas de emoción en los ojos confirmé
de manera sospechosamente anónima
mi adherencia a la causa
la mujer que tenía a mi lado
lamió la tela con ingenua sensualidad
humedeciendo el pañuelo con su apoyo
y antes y después alguien dijo:
“¡mon dieu, el futuro!”